Hacia una nueva era de paz y de desarme: Un enfoque centrado en las personas (2019)
Propuesta de paz 2019 (Sinopsis)
En mayo del año pasado, el secretario general de las Naciones Unidas António Guterres presentó la Agenda para el Desarme. Señaló que el gasto total militar era aproximadamente ochenta veces superior a lo que se necesitaba para cubrir las necesidades mundiales de ayuda humanitaria. Es momento de acelerar el paso hacia el desarme. Con este fin, propongo tres temas claves que podrían apoyar las gestiones en favor del desarme como piedra angular del siglo XXI.
El primero es la necesidad de establecer una visión común sobre el establecimiento de una sociedad pacífica. Considero que el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) es un precedente del tipo de derecho internacional sobre desarme que podría orientar esa visión, en la medida en que trasciende los límites tradicionales de los tratados de desarme y extiende su mirada a un amplio abanico de intereses humanos esenciales.
El siguiente tema es la necesidad de trabajar juntos para fomentar un multilateralismo centrado en las personas, como enfoque para proteger a quienes están sometidos a las amenazas y las adversidades más graves.
Comparadas con las cuestiones de seguridad nacional, estas amenazas no parecen concitar una respuesta tan urgente. La falta de seguridad básica no solo afecta a los grupos en situación de pobreza o de desigualdad, sino también a quienes se ven obligados a huir de sus hogares y buscar refugio debido a conflictos armados o a desastres naturales. En este contexto, la base de un multilateralismo centrado en las personas debe ser el esfuerzo por construir un mundo donde todos puedan gozar de seguridad genuina y tener esperanza en el futuro.
El tercer tema es la necesidad de dar un lugar central a la participación juvenil. Frente a la tarea que tenemos por delante, nada es tan valioso para despertar el interés y mantener el apoyo de la opinión pública global como la participación enérgica de los jóvenes.
Amigos del TPAN
Además, me gustaría hacer cinco propuestas con medidas concretas para la resolución de problemas urgentes en relación con la paz y el desarme, orientadas a promover acciones que ayuden a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La primera se relaciona con la pronta entrada en vigor del TPAN y con el aumento del número de países adherentes. Con miras a alentar su ratificación, me gustaría proponer el establecimiento de un grupo de Estados afines que profundicen y amplíen el debate desarrollado durante el proceso de aprobación del TPAN. Podría llamarse «Amigos del TPAN», siguiendo el modelo de «Amigos del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares» —grupo que ha trabajado por la entrada en vigor del TPCEN—, y servir como espacio de diálogo permanente que acorte distancias entre las diversas posturas sobre el TPAN.
El TPAN estipula que la primera reunión de los Estados partes deberá celebrarse en el marco del año a su entrada en vigor. El grupo «Amigos del TPAN», entonces, debería crearse antes de esta reunión, ya que la existencia de un ámbito de diálogo preliminar, abierto a todos los Estados, contribuiría decididamente a resolver diferencias sobre el Tratado. Ya que Japón declaró su interés en tender puentes entre los Estados nuclearmente armados y los no armados, este país podría tomar la iniciativa de acoger dicho encuentro.
El cuarto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General
Mi segunda propuesta apunta a adoptar medidas que aceleren el desarme nuclear.
En el 2020, se cumplirán cincuenta años desde la entrada en vigor del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Me gustaría proponer que el documento final de la Conferencia de las Partes de 2020 Encargada del Examen del TNP incluya la recomendación de establecer en las Naciones Unidas un grupo abierto de trabajo con el mandato de debatir medidas concretas que reduzcan el papel de las armas nucleares en las doctrinas de seguridad, marcando un claro cambio de rumbo hacia el desarme. Insto a todos los Estados poseedores de armas nucleares a priorizar medidas que disminuyan la incidencia de las armas nucleares en sus sistemas de seguridad.
Una de ellas, que podría implementarse en forma casi inmediata, sería retirar las ojivas nucleares de su actual estado de máxima alerta.
Además, propongo que en 2021 se lleve a cabo un cuarto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme, como instancia de seguimiento de la Conferencia de las Partes de 2020 Encargada del Examen del TNP. Sus participantes deberían reafirmar la importancia de las negociaciones multilaterales sobre el desarme y trazar objetivos fundamentales, referidos tanto a la reducción sustancial de las armas nucleares como al cese de su modernización.
La prohibición de las armas autónomas letales
Mi tercera propuesta se refiere a la adopción de un instrumento legal vinculante que prohíba los Sistemas de Armas Autónomos Letales (SAAL).
Existe en la comunidad internacional la creciente inquietud de que los SAAL transformen radicalmente el entorno de la seguridad global. Una de las amenazas que representan estos sistemas es la posibilidad de iniciar combates sin intervención humana directa. Esto reduce el umbral de las acciones militares y genera situaciones potenciales que podrían violar gravemente el derecho internacional humanitario.
Exhorto enfáticamente a todas las partes —a los Estados que ya han solicitado la prohibición de los SAAL; a países como el Japón, que han declarado su intención de no fabricar tales armas; y a las ONG participantes en la Campaña para Detener a los Robots Asesinos— a unirse y a trabajar juntas por la pronta aprobación de un instrumento jurídico vinculante que prohíba por completo el desarrollo y el uso de estos sistemas.
Fortalecer las iniciativas de la ONU para la gestión de los recursos hídricos
Como cuarta propuesta, me gustaría aportar algunas reflexiones sobre los ODS de la ONU relacionados con el agua, que postulan «el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos». Actualmente, se estima que alrededor de 2100 millones de personas carecen de acceso al agua potable; asimismo, la escasez de agua afecta ya al 40% de la población mundial.
En respuesta, la Asamblea General de la ONU puso en marcha el Decenio de Acción para el Agua. Propongo que en el ámbito de las Naciones Unidas se cree el puesto de un representante especial para los recursos hídricos con la tarea de coordinar gestiones mundiales que aseguren el acceso al agua potable. Este es uno de los ejes clave de los ODS, de importancia crucial para proteger la vida, la subsistencia y la dignidad de todas las personas. Este representante trabajaría junto con los organismos coordinados por ONU-Agua a fin de alentar a los Estados participantes a establecer alianzas para la transferencia de tecnología; por ejemplo, mediante el intercambio de buenas prácticas.
A la vez, exhorto al Japón y a otros países con abundantes conocimientos y tecnologías avanzadas en materia de reutilización y desalinización del agua a aportar soluciones de forma proactiva. Considero importante que el Japón aplique su experiencia a la resolución de problemas relacionados con el agua en el noreste asiático. Asimismo, confío en que la China, el Japón y Corea del Sur cooperen dando apoyo a países de África y de Oriente Medio donde existe una imperiosa demanda de desalinización y de reutilización del agua.
Las universidades como centros de promoción de los ODS
Mi quinta propuesta es fortalecer las sinergias para que las universidades del mundo actúen como Centros para los ODS. La iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, según siglas en inglés), creada hace nueve años, vincula a más de 1300 instituciones de unos 140 países. En octubre de 2018, la UNAI anunció que había designado Centros para los ODS a diecisiete universidades del mundo, cada una de las cuales se involucraría de manera innovadora con un ODS específico. Me gustaría proponer que se amplíe la red de universidades comprometidas a apoyar los ODS.
Un medio para lograrlo podría ser que las instituciones universitarias del mundo, empezando por las que componen la UNAI, escojan en cuáles ODS desean centrarse y trabajar activamente. A fin de promover la cooperación mutua entre instituciones que trabajan con los mismos objetivos y de alentar lazos solidarios entre los estudiantes del mundo, propongo que el año entrante, 75.° aniversario de la fundación de la ONU, se lleve a cabo una conferencia mundial de universidades en apoyo de los ODS.
Con confianza inquebrantable en el poder ilimitado de la educación y con el apasionado compromiso de empoderar a la juventud, la SGI se esforzará por construir una sociedad global sostenible y pacífica, en donde todas las personas puedan expresar su dignidad inherente.