Influencia
“La educación será mi obra final. Tanto el señor Makiguchi como el señor Toda eran docentes. Aunque yo jamás estudié paras maestro ni enseñé en un aula, he podido realizar el deseo de ambos; establecí el sistema educativo Soka y logré que los ideales y los principios de la educación para la creación de valor fueron reconocidos por todo el mundo. Esta ha sido mi misión como discípulo.” (1) -- Daisaku Ikeda
Dos experiencias fundamentales marcaron el enfoque educativo de Daisaku Ikeda. La primera fue su propia experiencia bajo el régimen militarista del Japón. La segunda fue la influencia de su mentor, el educador Josei Toda.
Ikeda escribe en un ensayo cómo las influencias del militarismo se dejaron sentir en su escuela a fines de la década de 1930, cuando el Japón comenzaba a preparar a los jóvenes para su guerra de expansión en Asia. “Términos como ‘individuos leales al Emperador’, ‘instrucción’ y ‘entrenamiento de grupos’ cobraron enorme relevancia dentro de la vida escolar, y los gimnasios de muchos colegios se convirtieron en lugares de entrenamiento de artes marciales.” (2)
El poder de la interacción humana
Ikeda en 5º grado de primaria (segundo de la derecha en la fila delantera)
Nacido en 1928, Ikeda sufrió en carne propia el poder de la educación destinada a convertir a los niños en herramientas de un estado militarizado, algo que ejerció un profundo efecto en su posterior visión y aspiraciones. Al mismo tiempo que el gobierno imponía su sistema opresivo y inhumano en la vida infantil, el carácter y el ejemplo de algunos de sus maestros se convirtieron en guías para Ikeda, pues le demostraron el verdadero papel que debía cumplir un educador: “En esos oscuros días, cuando el poder de las autoridades ultranacionalistas ejercía una presión tremenda en la sociedad japonesa, mis maestros mantuvieron en alto para sus alumnos la gran luz de la humanidad (…) cobijaron firmemente a sus estudiantes y compartieron su vida con ellos, al tiempo que luchaban contra la intrusión del poder político en el ámbito de la educación.” (3)
En una conferencia sobre la educación humanística, Ikeda se refirió al alcance que puede tener una simple interacción personal: “Es vital que los maestros hablen con sinceridad a sus alumnos. Incluso unas pocas palabras son suficientes. (…) ‘¡Buen trabajo!’; ‘¡No te rindas!’; ‘Tengo puestas grandes esperanzas en ti’. Asimismo, algunas expresiones de agradecimiento, como: ‘Gracias’ y ‘nunca lo olvidaré’ pueden hacer muy feliz a una persona. Aún hoy guardo cálidos recuerdos de palabras como esas que me dijeron mis maestros.” (4)
La influencia del mentor
Ikeda (sentado a la izquierda) con su maestro Josei Toda (1955)
En los años de la posguerra, cuando tenía unos veinte años, Ikeda cursó clases nocturnas en lo que hoy es la Universidad Fuji de Tokio, mientras trabajaba para Josei Toda, quien era empresario, educador, discípulo directo de Tsunesaburo Makiguchi y cofundador de la Soka Gakkai.
Posteriormente, cuando Ikeda tuvo que dejar sus estudios para consagrarse íntegramente a apoyar a su maestro Josei Toda cuando sus empresas enfrentaron severos problemas económicos en la hiperinflación de posguerra, durante casi una década, Toda le impartió una formación intensa y meticulosa en un amplio espectro de disciplinas, para lo cual le daba clases privadas por las mañanas, antes del trabajo, y durante los fines de semana.
Esa clase de instrucción, que Ikeda llama la “Universidad Toda”, fue para él crucial y le permitió experimental personalmente la aplicación de los principios pedagógicos de creación de valor.
La capacitación brindada por Toda influenció el modelo de liderazgo del movimiento budista Soka ejercido por Ikeda.