Objetivo de la educación
"Considero la educación la labor culminante de mi vida. La razón de ello es que la victoria de la educación es la victoria del pueblo." (1)
"La educación debe forjar a personas que comprendan y sepan intuitivamente, en su mente, su corazón y todo su ser, el valor irremplazable de los seres humanos y del mundo natural. Tengo la convicción de que esa clase de educación corporifica la lucha eterna de la civilización humana para crear un camino certero hacia la paz." (2)
Daisaku Ikeda
Daisaku Ikeda considera que la educación es fundamental para lograr la paz y generar un cambio positivo dentro de la sociedad. A través de sus diálogos, escritos y colaboraciones, se esfuerza activamente para reorientar la educación hacia esa concepción y valores.
Ikeda conversando con miembros de la División de Estudiantes Universitarios (Shizuoka, 7 de agosto de 1968)
Según Ikeda, el propósito fundamental de la educación, así como el de la vida, se puede expresar con la palabra "felicidad". Esa visión fue el cimiento sobre el cual Tsunesaburo Makiguchi, padre de la educación Soka, desarrolló sus ideas pedagógicas. En este contexto, la palabra implica un sentido de plenitud que surge de desplegar y profundizar la propia humanidad; por ende, no se refiere al logro de una condición superficial carente de problemas o a la realización de todos los deseos. La filosofía educacional de Ikeda tiene como objetivo el fortalecimiento del potencial humano para que cada individuo disfrute de una vida auténticamente feliz y creativa.
Para Ikeda, el vínculo entre la educación y la paz es vital. Según sus palabras: "La responsabilidad esencial de la educación es forjar en la mente de los jóvenes el amor por la humanidad y el espíritu de dedicarse al bien de la gente y de la sociedad". (3)
Asimismo, Ikeda afirmó también: "La educación es un privilegio singularmente humano. Es la fuente inspiradora que nos permite ejercer nuestra condición humana en el verdadero sentido de la palabra; gracias a la educación, el hombre puede asumir una misión constructiva en la vida, con compostura y confianza en sí mismo. Como lo demuestra la historia contemporánea, el conocimiento pude seguir un curso de desarrollo aislado de toda consideración por la vida humana. El punto final de este rumbo desviado son las armas de destrucción masiva. Pero al mismo tiempo, también es el conocimiento lo que ha vuelto a nuestra sociedad tan cómoda y conveniente, en la medida en que hizo posibles la industria y la prosperidad material. En vista de estos planteos, la educación debería asegurar, fundamentalmente, que el conocimiento sirva para promover la causa de la felicidad humana y de la paz. Ésta es la labor esencial de toda actividad educativa". (4)
La convicción de Ikeda tiene sus raíces en su propia experiencia durante los años 30 y 40. Para el gobierno militarista del Japón de entonces, el sistema educacional era un arma eficaz para moldear personas dóciles, incondicionales, dispuestas a entregar su vida por los objetivos del estado. El objetivo de fomentar el amor por la humanidad y la dedicación a la paz, por ende, representa la motivación más esencial de la educación Soka, el esfuerzo de poner la tarea educativa al servicio del género humano. Ikeda sostiene que tanto los estudiantes como los profesores deben mantener dicha motivación siempre presente. El principio de la ciudadanía global, es decir, el de individuos forjados en el respeto a la vida y motivados por la responsabilidad de crear una sociedad global pacífica y justa para todos, es un concepto fundamental en la visión de Ikeda. Uno de los lemas que él ha creado para la Universidad Soka de Japón alienta a los alumnos a preguntarse de continuo: "¿Cuál es el propósito de cultivar la sabiduría?".