Entrevista a la doctora Mary Catherine Bateson
18 de julio de 2011
[Extracto de la entrevista efectuada a la doctora Mary Catherine Bateson, escritora y antropóloga cultural, por Masao Yokota, asesor del Centro Ikeda por la Paz, el Saber y el Diálogo.]
Masao Yokota: Quisiera que dialogáramos acerca de lo que usted entiende por plenitud humana, en especial, a la luz de su nuevo libro Composing a Further Life: The Age of Active Wisdom [La edificación de una vida más amplia: La edad de la sabiduría activa].
Mary Catherine Bateson: Hoy, el promedio de vida es de aproximadamente ochenta años. Es como si fuésemos una nueva especie. Una de las particularidades de la especie humana es que la etapa de infancia es prolongada. Por ejemplo, los caballos se preparan para las carreras hípicas a partir del año de vida. La mayoría de los mamíferos adquiere capacidad reproductiva al cabo de un año o dos. Los ratones lo hacen en un par de semanas. ¿Cuánto tiempo necesita un ser humano para ser adulto? De hecho, le lleva muchos años más, y esto se está extendiendo gradualmente. Somos una especie que se adapta por medio del aprendizaje más que por instinto. Durante la infancia, desarrollamos la capacidad de confiar. Otro tanto sucede con la voluntad y la conciencia. Todas esas cosas se desarrollan durante nuestro largo período infantil.
Se habla del valor evolutivo de haber desarrollado un cerebro más grande, el pulgar oponible o el caminar en dos pies. Pero uno de los cambios más notorios de la especie humana es la dilatación de la infancia y la dependencia que conlleva. Pocas veces se trata el tema, pero es importante. La dependencia, sea hasta los quince, veinte o treinta años, se prolonga cada vez más, porque hay más que aprender.
La formación en una edad más avanzada, posterior a la etapa reproductiva, es similar a una infancia extendida, un período adicional de desarrollo. Ese es otro cambio evolutivo. Dado que es nuevo, aún estamos aprendiendo a manejarlo.
En su evolución, las comunidades aprendieron a valorar a sus miembros de mayor edad. En el Japón, los adultos mayores todavía gozan de cierto respeto. En los Estados Unidos, es escaso el que se les brinda. Nadie quiere pensar en la vejez. Eso genera cierta ambivalencia. Se dejará de respetar a los adultos mayores si estos no siguen aprendiendo constantemente a pesar de los cambios incesantes de la sociedad. De modo que uno ya no puede decir: "Bien, ahora que soy abuelo, lo sé todo", porque somos principiantes durante toda la vida. En cada etapa, tenemos que seguir aprendiendo.
Las personas viven años adicionales sin planearlo. Deben reflexionar sobre cómo desean transcurrir ese tiempo, cómo desean actuar, y en qué tipo de convicciones y de preocupaciones se basarán. Deben seguir aprendiendo, creciendo y desarrollándose; y la sociedad necesita apoyar y alentar ese proceso.
Yokota: ¿De qué manera podemos alentar ese aprendizaje constante? ¿Cuál debe ser nuestro aporte?
Bateson: Bien. En los Estados Unidos, y sospecho que también en Japón, debemos prestar atención a nuestros respectivos sistemas educativos. Ambos países se basan en gran medida en los exámenes. Esto parte de la idea de que hay que llenar de información la cabeza de la gente. Se piensa que una vez adquirido el conocimiento, durará toda la vida. Nos "atiborramos" de información sin disfrutar del proceso. Pero, si hay que seguir aprendiendo, tendríamos que aprender a disfrutar del proceso y aprender a aprender; aprender a cultivarnos asiduamente: ser curiosos, analíticos y reflexivos. Todos afirman que la experiencia es la mejor maestra. Pero solo cuando uno hace su tarea: reflexionar.
De modo que, si nos preocupa que los estudiantes estén preparados para desempeñar exitosamente su trabajo cuando egresen, adoptaremos ciertas medidas en el sistema educativo. Pero si consideramos: "Van a vivir en un mundo cuyos requerimientos laborales desconocemos. No sabemos cómo será, pues seguirá cambiando".
Entonces, debemos asegurar la formación de individuos que continúen aprendiendo, tengan la disposición de hacerlo, posean una mentalidad abierta y sigan creciendo. Enfatizaremos el amor al aprendizaje y no, a la aprobación de exámenes.
En relación al nuevo ciclo de vida humano, hay demasiados aspectos desatendidos. Algunas personas de edad avanzada me han dicho que no les interesa lo del cambio climático, porque ya no estarán aquí. Pero nuestros nietos sí estarán. Debe importarnos. Es necesario que la gente tome conciencia de esos años adicionales y que se la apoye y aliente a pensar en cómo aprovecharlos. Y no me refiero solo a vacacionar en cruceros. Esas personas han sido premiadas con unos veinte años extra de salud impensados. Deberían convertirse en una especie de tutores que velen por el futuro de la humanidad. Deberían seguir sufragando y promover una visión de largo alcance. Un capítulo de mi último libro La edificación de una vida más amplia habla acerca de un grupo que formé, llamado Abuelitas que Votan, destinado a incentivar a la gente mayor a permanecer políticamente activa en bien del porvenir. [El grupo fue incorporado en el proyecto Generaciones Unidas.]
Sé que en su Propuesta de Paz de 2011, Daisaku Ikeda trata la abolición de las armas nucleares, y que se está esforzando arduamente en ese terreno. La guerra solo conduce a más guerras, de modo que, por ejemplo, ante la disyuntiva de si los Estados Unidos deben o no luchar en Iraq, debemos pensar en los niños que hoy tienen cinco o seis años, y en sus actitudes dentro de tres décadas. ¿Serán más proclives a la guerra o a la paz?
Entre algunas cuestiones relacionadas con la paz están la degradación ambiental, el cambio climático y varias más. Cuando la gente piensa que va a ser perjudicada en la repartición de bienes, que va a tener que recortar gastos o poseer menos, tiende a acosar a sus vecinos para conseguir cosas faltantes como el petróleo. Va a competir en lugar de cooperar para acopiar mayores recursos.
De modo que, cuando observo todas estas cuestiones, siento una profunda preocupación por la situación del planeta, por cómo nos vamos a ingeniar para reducir el uso de combustibles fósiles, causantes del calentamiento global, mientras se eleva el nivel del mar, las tempestades son cada vez más feroces, los tsunamis causan daños mayúsculos, y se están perdiendo grandes extensiones de tierra en el Pacífico, naciones enteras...
En su Propuesta de Paz, el señor Ikeda enfatiza el papel que desempeñan la sociedad civil, las comunidades y las Naciones Unidas. Pero también trata cada cuestión desde la perspectiva del ser humano, lo que es sumamente crucial. Nada hay más difícil que motivar a cada una de las personas, porque somos innumerables. Todos hacemos cosas que causan destrucción. Se tiende a pensar: "Lo que haga, no afectará". Es importante que, cada vez que hablemos sobre estos temas, manifestemos que "la solución está en manos de cada individuo". Es cierto que las personas tienen que trabajar mancomunadamente. Pero todo comienza a partir de cada individuo que comprenda, decida, se comprometa y se esfuerce en trabajar duramente en conjunto.
Yokota: En ese sentido, es importante que los individuos adquieran una mentalidad abierta y una visión más amplia, para que pueda desarrollar, como usted afirma, su humanidad en pleno.
Bateson: Mucha personas mayores sostienen que los jóvenes no las escuchan; que no aceptan sus consejos. Mi sugerencia en ese caso es que, antes de decirle uno a su nieto o a su hijo lo que deberían hacer, tiene que pedirles que ellos le enseñen. Pidámosles que nos cuenten sobre las situaciones que viven. Tenemos que aprender de los jóvenes, y luego estos escucharán a sus mayores y aprenderán de ellos. A su vez, necesitamos que nos ayuden a mantener joven nuestra mente, a seguir aprendiendo y a conservar nuestra curiosidad. En el proceso, podemos establecer una relación recíproca de aprendizaje en lugar de un vínculo unilateral.
Yokota: En casi todas sus Propuestas de Paz, el señor Ikeda habla de la relevancia del diálogo. Pero debemos preguntarnos qué significa "diálogo" en realidad. No implica simplemente hablar unos con otros. Escuchar es una parte importante del diálogo. Este año [2011], el señor Ikeda señaló la necesidad de revitalizar "el lenguaje tan desvalorizado y desvirtuado que domina el mundo actual".
Bateson: Sí. Este año, el tema de la conferencia anual de la Sociedad de Cibernética de los Estados Unidos es "escuchar". En el sistema cibernético hay retroalimentación. Se trata de un patrón circular interdependiente. Por lo tanto, escuchar es tan importante como hablar. Ambos lados tienen que escuchar y hablar.
Yokota: Asimismo, usted mencionó la importancia de la reflexión personal. En otras palabras, luego de que nos embarcamos en el diálogo con los demás, debemos escucharnos a nosotros mismos.
Bateson: Sí, absolutamente; existe el diálogo interno. Descubrí algo mientras escribía hace ya un tiempo un libro llamado Our Own Metaphor [Nuestra propia metáfora]. Debía corregir las actas y documentos de una conferencia sobre el medio ambiente, que incluían contribuciones de especialistas en antropología, psicología, cibernética, biología, etcétera. Para efectuar mis correcciones, tuve que realizar una lectura exhaustiva, pues no estaba familiarizada con todas esas áreas. Tuve que reflexionar sobre la concepción y la visión del mundo de cada persona. Trabajé en ello durante dos años. Pero luego, pude imaginar qué diría tal o cual persona sobre el tema. Y pude oír su voz. Qué expresaría esa persona sobre esta cuestión… Fui capaz de oír su voz. De modo que cuando uno intenta escuchar genuinamente a otro, puede comenzar a trabajar sobre lo que en realidad dijo y aplicarlo en nuevos contextos. También hago lo mismo con mis padres. Es algo positivo tenerlos presentes en mi mente, diciéndome lo que debo hacer. ¡Fueron muy sabios! Mayormente en la cultura occidental, la gente habla de una clase de comunicación unidireccional, en lugar de hacerlo de manera circular o recíproca.
El doctor Ikeda impulsa innumerables actividades mundiales en bien de la educación, la paz y el fortalecimiento humano. Es en verdad un hacedor, alguien que cuando cree en algo, hará todos los esfuerzos a su alcance para lograrlo. Es por ello que goza de amplio reconocimiento. No reconocemos a quienes solo pronuncian discursos. Hablar no es gran cosa; es una simple demostración de facilidad de oratoria.
Yokota: En cuanto al empleo de la sabiduría, ¿cuál es su opinión sobre la relevancia de los conceptos y de la sabiduría budistas en la sociedad moderna?
Bateson: No soy experta en la materia, pero el concepto de interconexión, del origen dependiente, es útil. Últimamente pienso mucho en la naturaleza del amor compasivo, que se basa en la comprensión de lo que se tiene en común. La gente alberga sentimientos de afinidad en los seres sensibles. Debido a las similitudes de los sistemas de vida, uno puede inclusive sentir amor compasivo por un lago, porque un lago es un sistema de vida, o por cualquier conjunto de organismos vivientes.
Yokota: ¿Pero hasta qué punto puedo sentir amor compasivo por personas que no tengo delante de mí? En esta era de la globalización, es importante expandir ese sentimiento hacia aquellas personas que no vemos. En 1996, en la Escuela de Educación de la Universidad de Columbia, de Nueva York, el presidente Ikeda se refirió a los tres requisitos de un ciudadano del mundo. Aun cuando no haya viajado o estado en otra localidad, el ciudadano del mundo que el señor Ikeda define vive consciente de la interconexión, tiene la valentía de apreciar las diferencias y experimenta amor compasivo por aquellos a quienes no ve o están lejos de él. Si desarrollamos esa capacidad, podemos ser ciudadanos mundiales. ¿Cómo podemos expandir el amor compasivo?
Bateson: Piense en el rostro de alguien, del otro lado del planeta, que haya visto [en los medios]. Es una imagen que ha quedado impregnada en la memoria y se convierte en el símbolo de una situación más amplia. Cada vez que usted ve un rostro, renace la emoción y piensa: "Esa persona tiene hambre; no tiene hogar. Está aterrorizada por los atacantes genocidas". Luego, usted imagina. Parte de la cuestión es ejercer la imaginación para que surja el amor compasivo. Leemos historias e imaginamos. Por ejemplo, los niños leen relatos sobre animales que hablan como humanos y asocian: "¡Oh, un cachorrito puede perderse igual que un niño! Un niño de otra raza o cultura también puede perderse, y yo sé cómo se siente eso".
Quisiera ir más allá de los seres sensibles. Esto es algo de lo que mi padre [Gregory Bateson] hablaba: el patrón de conexión. Algo que no solo conecta al mundo animal. Debemos aprender a sentir empatía por un lago, por los océanos. ¡Vea usted cómo abusamos de los océanos! O por los bosques. Desde luego, cada árbol es un organismo separado, como lo es cada ardilla, cada pájaro carpintero y cada insecto; pero, juntos, conforman un sistema vital, similar a un organismo, y como un organismo, un bosque o un lago pueden morir.
Yokota: Llegar a ser plenamente humanos significa desarrollar el amor compasivo; y creo que otro aspecto de ello es tener en cuenta la muerte, no simplemente ignorar la realidad de la muerte.
Bateson: Por supuesto. Nuestra empatía por otros sistemas vitales, como los organismos y las demás personas, incluye su muerte. Y tenemos que incluir nuestra propia muerte. Debemos aceptarnos como mortales para reconocer la fragilidad y el enorme valor de todo lo que nos rodea.
Yokota: A menudo no queremos hablar de la muerte, pero esta puede dejarnos una enseñanza profunda.
Bateson: Oh sí. Cuando comencé a escribir este libro sobre la cuestión de la vejez, intenté incluir los temas de la edad avanzada y de la muerte. Pero luego me di cuenta de cuán inadecuada es la comprensión de la gente acerca de la vejez. Sus preocupaciones giran alrededor de tener ahorros suficientes para entonces, o de hacer más ejercicios para mantener la salud. Por lo tanto, primero tenemos que comprender las posibilidades de desarrollo que existen después de los sesenta, setenta u ochenta años. La gente crece. Crece espiritualmente. Ve el mundo de manera diferente. De modo que me interesé en dicho aspecto. Tal vez estas nuevas etapas de la vida sean parte de mi próximo libro. ¡Uno comienza a escribir un libro, y resulta algo enteramente diferente!
Yokota: El Japón posee una rica tradición cultural de armonía con el entorno natural. Sin embargo, eso ha quedado opacado por el materialismo. El tsunami y el desastre nuclear del 11 de marzo de 2011 han brindado una oportunidad para que los japoneses recuperen sus raíces culturales.
Bateson: Bueno, pero no es fácil persuadir a millones de personas a que cambien su estilo de vida. De modo que algo que sigo sosteniendo es que cada individuo aproveche esa oportunidad de reflexionar, que llega a medida que acumulamos años; que comience a investigar, a pensar y a meditar ahora.
Hay un sinnúmero de cosas que la gente puede hacer después de que se jubila y está relativamente saludable. Pueden iniciar un negocio o volver a estudiar; comenzar un proyecto de servicios, aprender a pintar o cualquier otra cosa. Conversé sobre el tema con un grupo de psicoterapeutas, y varios de ellos destacaron que los pacientes jubilados que llegaban a sus consultorios manifestaban que no tenían idea de cuáles eran sus intereses; no encontraban nada que quisieran hacer. Pero eso sucede porque no indagan realmente qué desean hacer. Tenemos que hacerlo. Tenemos que soñar, reflexionar, mirar hacia atrás: qué cosas funcionaron bien, cuáles no; qué nos dio satisfacción; cuáles fueron los momentos en que uno se sintió más creativo durante la vida; cuándo fue uno capaz de ofrecer algo a los demás. Quizás uno pueda seguir haciendo eso un poco más. ¿Qué cosas anheló hacer? No solo dormir un poco más por la mañana, sino probar, aventurarse, aprender.
De modo que cuando usted dijo que quería hablar sobre lo que significa ser realmente humano, pensé en esa gente que vive mucho más de lo que hubiera vivido si hubiese nacido un siglo atrás y pensé que esa disposición es parte de lo que es ser "humano". Tenemos que proclamarlo. Tal vez yo logre esa plenitud humana ideal antes de morirme. Las personas sobre las que he escrito en mi libro están todas realizando distintas actividades. En cada una puedo constatar un continuo crecimiento.
Espero que el público lea mi libro mucho antes de jubilarse, porque creo que invita a pensar diferente. En Salmos 90:10 de La Biblia dice que nuestra vida dura setenta años. Esto fue escrito en una época en que la esperanza de vida era de menos de cuarenta años. Había unos pocos, muy pocos, que llegaban a los setenta. Se trata de una aspiración, pero se suele citar como si fuese un patrón. Bien, no lo era entonces, pero lo es ahora.
De hecho, la gente se comporta como si morir prematuramente fuese anómalo. Pero hemos cambiado realmente la condición humana. No debería sorprendernos que esto propicie la revelación de un nuevo potencial, lo cual sea quizás lo que más necesitamos en esta etapa de la historia.
Mary Catherine Bateson es escritora, antropóloga cultural y ex presidenta del Instituto de Estudios Interculturales, en la Ciudad de Nueva York. Se desempeña como profesora invitada del Centro Sloan sobre el Envejecimiento y el Trabajo del Boston College. Su obra Composing a Further Life: The Age of Active Wisdom [La edificación de una vida más amplia: La edad de la sabiduría activa] (2010) trata sobre las posibilidades de un segundo período de adultez activa.