Fundación del partido Komeito
Reunión inaugural del partido Komeito. La decisión de Ikeda de establecer un partido, si bien controvertida, se basó en principios budistas.
Durante los primeros años de su presidencia, en 1964, Ikeda tomó lo que quizás fue su decisión más controvertida: el establecimiento del partido político Komeito («gobierno limpio»). La formación de dicho partido les permitiría a quienes hasta ese momento eran candidatos independientes de la Soka Gakkai ejercer una mayor influencia dentro de la estructura política partidaria del Japón para cumplir con su mandato. Ikeda pensaba que era necesario para reformar la política japonesa el surgimiento de un partido basado en los principios humanísticos y pacifistas del budismo, y en el respeto por la dignidad de la vida, orientarla directamente hacia el bienestar de la gente e impulsar mejoras perdurables que beneficiaran la vida de los ciudadanos comunes. La meta esencial que llevó a la fundación del partido Komeito, en definitiva, fue la de gobernar sustentados en los principios del amor compasivo y el respeto por la vida.
Había, además, una verdadera necesidad de ampliar la representación política. Así lo explicó Ikeda:
Otra cuestión importante era que en el Japón no había ningún partido político concreto que trabajara por los intereses de las personas comunes. El partido conservador gobernante estaba alineado con la industria y las grandes corporaciones, y los progresistas tenían como base el apoyo de los trabajadores organizados de las principales compañías. Pero el pueblo japonés estaba diversificado, y quienes más necesitaban la atención del gobierno eran los que quedaban fuera del marco de los progresistas, pues no pertenecían a ninguna agrupación. Era imprescindible crear un partido nuevo, cuya base abarcara no sólo a los trabajadores organizados, sino también a las personas que actuaban en diferentes sectores del ámbito social. Era el momento para que apareciera un partido enraizado en el pueblo con toda su diversidad, que fuera un aliado de la gente…1
Por otra parte, los círculos políticos reflejaban las divisiones de la Guerra Fría, y «los partidos existentes estaban a favor de los norteamericanos o de los soviéticos, y tenían poca independencia como instituciones políticas. Sin duda, las personas deseaban un partido político que no estuviera controlado por la ideología o los intereses de potencias extranjeras; esperaban que su prioridad fuera la felicidad y la paz del pueblo y que condujera el gobierno desde una posición moderada». 2
Al analizar un poco más la necesidad de un partido libre de la ideología de la Guerra Fría, Ikeda escribió:
El presidente Toda […] también creía que, en medio de la creciente amenaza de las armas nucleares durante la Guerra Fría, era responsabilidad del Japón —como única nación víctima de un ataque atómico— manifestar su oposición a ese peligro y convertirse en mensajero de la paz mundial. Para que el Japón estuviera a la altura de ese papel, creía firmemente que eran indispensables líderes políticos con una conciencia global: la convicción de que todos somos integrantes de la misma comunidad que él llamaba «ciudadanía global». Pero, de hecho, las rivalidades Este-Oeste de la Guerra Fría fueron llevadas a la arena política japonesa tal como eran. Las plataformas de los partidos establecidos y las posiciones de sus líderes tenían un fuerte tinte ideológico; ninguno mostraba preocupación por la humanidad en su conjunto ni sostenía una genuina filosofía de la paz.3
El partido Komeito adoptó una férrea postura en pos del bienestar social, con el objeto de llevar «al gobierno el espíritu de misericordia budista».4 Tal como lo establecía su nombre, una de sus prioridades era también enfrentar la corrupción endémica dentro de la estructura social y política del Japón. Los círculos políticos, en esencia, se seguían manteniendo desde antes de la guerra, aunque detrás de una fachada de democratización impuesta por las potencias aliadas.
Una institución aparte
Si bien se basaba en el concepto budista de misericordia y de respeto por la dignidad de la vida, y recibía el respaldo de los miembros de la Soka Gakkai, el Komeito, en su estructura y organización, era una entidad aparte e independiente de la agrupación religiosa.
Ikeda escribió: «Fundamos el partido Komeito con la meta de realizar un gobierno que tenga como base los principios budistas de misericordia y de respeto por la vida. Pero esto no significa que la religión se involucre en los actos del gobierno. El partido Komeito busca contribuir al bienestar del pueblo japonés en su conjunto, y se ha trazado una línea divisoria entre su funcionamiento y el de la Soka Gakkai. […] La religión cultiva el suelo del espíritu. La rica vegetación que brota, florece y da frutos en esa vasta tierra es la cultura en el sentido más amplio, y esto incluye al gobierno. Hemos cultivado el suelo espiritual y hemos plantado las semillas de un árbol, en otras palabras, un partido político. Pretendemos seguir apoyándolo sin reservas en el futuro, pero cómo crece éste y qué clase de fruto produce depende, en última instancia, del propio partido».5
Los representantes de Komeito no podían ocupar al mismo tiempo posiciones de liderazgo dentro de la Soka Gakkai; los miembros de la organización tenían la libertad de brindar apoyo a cualquier partido o candidato de su elección; y el Komeito podía reclutar miembros para el partido tanto dentro como fuera de la Soka Gakkai.
Por otra parte, si bien Ikeda fue el fundador del partido, rehusó desde el comienzo a intervenir en política y se negó expresamente a presidir alguna vez el Komeito. Tan solo hizo una propuesta: «que el partido Komeito tuviera en su política exterior el reconocimiento formal de la República Popular China y la intención de que el Japón trabajara para normalizar las relaciones diplomáticas entre ambas naciones».6
Pero Ikeda era realista y sabía muy bien que la creciente influencia del nuevo partido pondría en peligro la estructura política imperante, por lo que tanto él mismo como la Soka Gakkai serían a partir de entonces el blanco de críticas y de ataques.
Durante su viaje al Brasil, en 1966, Ikeda respondió a la pregunta de un periodista sobre su intención de establecer partidos políticos en otros países:
[E]n lo que se refiere a la política, los miembros de la Soka Gakkai deben tratar los problemas y adoptar las acciones pertinentes en sus respectivos países. No es algo que yo, como ciudadano japonés, podría decidir o mandar, y pienso que sería un error hacerlo. Ahora bien, dicho esto, personalmente no creo que exista ninguna necesidad de que la Soka Gakkai establezca partidos políticos en Brasil o en algún otro país. 7
En la actualidad la relación entre la Soka Gakkai y el partido Komeito es hoy la de un partido político independiente y la organización que lo apoya.