Daisaku Ikeda: El mentor
Dra. Nadezda Shaydenko
Rectora de la Universidad Pedagógica L. N. Tolstoi de Tula
He visitado anteriormente el Japón en varias ocasiones, pero el viaje que realicé en abril de 2008 abrigaba un propósito específico: conferir a esta destacada figura admirada en todo el mundo, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, un profesorado honorario de la Universidad Pedagógica L. N. Tolstoi de Tula.
Deseaba ver por mí misma cómo este hombre había creado desde su pluma, una profunda filosofía capaz de conmover el corazón de millones de personas e influenciar el destino no solo de una nación sino de todo el globo. El presidente Ikeda, un individuo con el poder de cambiar el mundo a través de su filosofía, debía de ser alguien de gran envergadura física, voz portentosa y ojos penetrantes… A veces, era así como lo imaginaba.
Y finalmente, tendría la oportunidad de conocer al señor Ikeda en la Universidad Soka, en un día resplandeciente de sol primaveral. Al mismo tiempo, conocería además a los alumnos, el personal y los profesores de la Universidad Soka; también, a los padres que enviaban allí a sus hijos a recibir educación bajo la tutela de ese mentor y filósofo que era el presidente Ikeda, y a los miembros de la Soka Gakkai, quienes tenían el privilegio de compartir constantemente las actividades de su mentor.
El rostro de los presentes en el auditorio resplandecía de alegría y de entusiasmo.
Mi corazón latía también con la fuerza de la ansiedad. Por fin, estaba a punto de escuchar las palabras del mentor.
Cuando el presidente Ikeda comenzó finalmente a hablar, sus palabras no tuvieron una resonancia mística y estuvieron lejos de ser las de un gigante de aguda mirada. Habló como una persona que había atravesado muchas vicisitudes en la vida y era capaz de mirar directamente a través de uno.
“Esta persona me entiende”, pensé; tuve entonces la extraña sensación de que podía comprenderlo sin la ayuda de un intérprete.
En cuanto el presidente Ikeda estaba a punto de comenzar sus palabras, yo ya podía percibir lo que él deseaba expresar. Para mi sorpresa, lo que dijo y cómo lo dijo fue extremadamente sencillo. Habló de ser gentil con los padres de uno; sobre la importancia de estudiar, de leer buena literatura, y se refirió al amor de los padres hacia los hijos; todo eso, obviamente, contenía un profundo significado.
Nadie ignora que esas acciones son realmente virtuosas. Sin embargo, expresadas por el presidente Ikeda, llegaron al corazón de todos los presentes. Me sentí hondamente conmovida.
Los jóvenes y los adultos estaban en silencio, pendientes de cada palabra que él pronunciaba. Jamás olvidaré cómo ese grandioso mentor habló de sí mismo, de su vida y del propósito de cada ser humano, de manera totalmente abierta y franca.
Nadezda Shaydenko es rectora de la Universidad Pedagógica L. N. Tolstoi de Tula, Rusia. Actualmente, ejerce la docencia en educación vocacional y metodología de la enseñanza. Ha escrito más de trescientas obras sobre pedagogía y ha contribuido con numerosos libros de texto y trabajos académicos.
[Fuente: Mensaje publicado en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai del Japón, el 18 de noviembre de 2008.]