La construcción de un movimiento popular hacia una era de los derechos humanos (2018)
Propuesta de paz 2018 (Sinopsis)
La aprobación del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) en julio de 2017 fue un avance histórico en un campo sujeto a un estancamiento aparentemente insalvable. Mientras existan las armas nucleares, seguirá siendo ilusoria la aspiración a un mundo de paz y de derechos humanos para todos.
Ya que este año se conmemora el septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en esta propuesta me gustaría ofrecer perspectivas para resolver los problemas globales con un enfoque orientado a los derechos humanos. Creo que este criterio, en la medida en que pone en el centro la vida y la dignidad de cada individuo, propicia la necesaria fusión entre la ética y la implementación de políticas, indispensables para hallar respuestas efectivas.
En este contexto, el primer punto que quiero recalcar es que en el corazón de los derechos humanos yace el juramento de no permitir jamás que otro deba sufrir lo que uno mismo ha padecido. Este es el espíritu representado por el colectivo mundial de hibakusha —supervivientes de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, y de la fabricación y los ensayos de bombas atómicas en todo el mundo—, quienes aportaron el impulso que condujo a la aprobación del Tratado.
El segundo tema se vincula con el papel vital de la educación en materia de derechos humanos a la hora de superar las divisiones sociales. La educación en derechos humanos pone sobre el tapete las predisposiciones inconscientes que fomentan la discriminación y, de esa manera, ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la conducta cotidiana.
En relación con el Programa Mundial para la Educación en Derechos Humanos, quisiera proponer que el foco de su cuarta fase, que comenzará en 2020, sea la juventud. Los jóvenes tienen una aptitud especial para compartir con sus pares todo lo que aprenden sobre los derechos humanos; por eso, son una poderosa fuerza para ampliar el círculo de personas comprometidas con la superación de los prejuicios y la discriminación, dispuestas a cambiar la corriente global desde la división y el conflicto hacia la convivencia.
El tercer tema es que los lazos que construyen una cultura de los derechos humanos se tejen entrelazando experiencias de alegría compartida con los semejantes. Creo que la fuente para crear una sociedad de convivencia mutuamente enriquecedora se encuentra en una forma de vida que nos permita alegrarnos de corazón cada vez que vemos al otro irradiar dignidad y expresar su máximo potencial. Estoy firmemente convencido de que la solidaridad entre personas comunes será la fuerza motriz para construir una sociedad global donde todas podamos vivir en paz y con dignidad.
El desarme nuclear
Quisiera ofrecer algunas propuestas concretas referidas al tratamiento de cuestiones globales, desde la perspectiva de proteger la vida y la dignidad de cada individuo.
La primera área temática de las propuestas es la cuestión de las armas nucleares.
El ideal de la legislación internacional sobre los derechos humanos es proteger la vida y la dignidad de cada individuo en todos los entornos nacionales, aspiración en la cual no tiene ninguna cabida la permanente carrera armamentista nuclear.
La historia del derecho internacional puede verse como el esfuerzo sostenido por esclarecer la línea que los Estados soberanos no pueden cruzar, y por establecer esos límites como una norma consensuada por todos. Una vez que una norma internacional queda firmemente establecida, adquiere un peso que encuadra no solo la conducta individual de los Estados, sino el rumbo del mundo en su conjunto.
A partir del TPAN, las armas nucleares han quedado claramente definidas como armamentos cuyo uso es inaceptable en cualquier circunstancia. Es hora de cuestionar seriamente los supuestos en los cuales se asienta la política de la disuasión nuclear.
En mayo, las Naciones Unidas celebrarán una Conferencia de Alto Nivel sobre el Desarme Nuclear. Este será, desde la aprobación del TPAN, uno de los primeros ámbitos de debate y deliberación abierto a los Estados poseedores de armas nucleares y a los Estados dependientes de ellas.
Exhorto con vehemencia a todos los participantes a entablar un debate constructivo en dirección al objetivo de un mundo sin armas nucleares. Confío en que los líderes del mundo sabrán aprovechar la oportunidad para acordar medidas que sus gobiernos puedan tomar en el campo del desarme nuclear, anticipadamente a la Conferencia de las Partes del año 2020 Encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación Nuclear. Esto también les daría una excelente oportunidad de anunciar públicamente con cuáles de los siete actos prohibidos por el TPAN estarían dispuestos a comprometerse.
Adicionalmente, podría ser útil generar un conjunto de compromisos voluntarios de parte de los Estados que no son partes en el Tratado, en virtud del cual estos respeten ciertas prohibiciones específicas enunciadas en dicho instrumento y a estipular tales compromisos en sus declaraciones sobre políticas nacionales.
Recordemos aquí que el TPAN no surgió en forma aislada del TNP. En un trasfondo de escasos progresos en la reducción de armas nucleares, sumado a la modernización continua de los arsenales nucleares y al grave problema de la proliferación, es momento de buscar sinergias entre el fortalecimiento de las bases creadas por el TNP y las normas de prohibición claramente enunciadas por el TPAN.
En este marco, espero realmente que el Japón asuma el liderazgo y mejore las condiciones para el avance del desarme nuclear con miras a la Conferencia de las Partes del año 2020 Encargada del Examen del TNP. El Japón debe aprovechar, en mayo, la oportunidad que ofrece la Conferencia de Alto Nivel para situarse a la vanguardia de los Estados dependientes de las armas nucleares y declarar su voluntad de sumarse al TPAN como Estado parte. Habiendo experimentado el horror indescriptible de estas armas, el Japón no puede desligarse de su responsabilidad moral.
Otra propuesta que quiero hacer en relación con el TPAN es la de movilizar las redes solidarias surgidas en la sociedad civil para promover la universalización del Tratado.
Este año, con ánimo de apoyar dicho instrumento y de alentar los procesos concretos que impulsarán la eliminación total de las armas nucleares, la SGI propondrá una segunda Década de los Pueblos para la Abolición Nuclear, con mayor enfoque en la educación para la paz y el desarme.
Considero importante visibilizar en forma continua el alcance mundial del apoyo al Tratado. Es menester perseverar para construir una base ciudadana más amplia en favor del Tratado y para alentar a los Estados que aún no se han sumado a que concurran como observadores a las reuniones de los Estados partes y a las conferencias encargadas de los exámenes periódicos.
Los derechos humanos
La segunda área temática que hoy quisiera abordar son los derechos humanos. La primera propuesta que quiero elevar se refiere a mejorar las condiciones de los niños y niñas refugiados y migrantes. En este momento, en las Naciones Unidas se está trabajando con miras a la aprobación de dos acuerdos: un pacto mundial para las migraciones y otro para las personas refugiadas.
Me permito exhortar a reconocer los derechos humanos como el hilo conductor que une cada uno de los elementos individuales de estos pactos, y a que la comunidad internacional se comprometa a garantizar oportunidades educativas para los niños y niñas refugiados y migrantes, como un compromiso compartido y objetivo prioritario.
También quiero referirme a los derechos humanos de las personas de edad. Se ha establecido que el pleno disfrute de los derechos humanos disminuye con los años, debido a las representaciones negativas de las personas mayores como una carga para la economía y para las jóvenes generaciones. Estos prejuicios y esta discriminación estructural pueden conducir a la exclusión social de las personas mayores y, por ende, deben ser contrarrestados.
Espero firmemente que las negociaciones para una convención sobre los derechos de las personas de edad comiencen lo antes posible. Asimismo, quisiera proponer que se lleve a cabo una tercera Asamblea Mundial sobre Envejecimiento en el Japón, donde la incidencia de la población de edad es mayor que en ningún otro país del mundo.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible
La tercera área a la cual quisiera referirme es la necesidad de incrementar el ímpetu para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
La batalla contra el cambio climático es un asunto espinoso; sin embargo, veo una esperanza en las ambiciosas iniciativas implementadas por los gobiernos de nivel local. El Ministerio Federal de Medio Ambiente de Alemania se ha puesto a la vanguardia en la creación de alianzas para la acción climática entre ciudades de la Unión Europea; con ello, ha dado un ejemplo de gestión orientada a compartir las lecciones y las buenas prácticas aprendidas.
Existe una imperiosa necesidad de diseñar marcos de colaboración similares en la región del noreste asiático. Con ese fin, propongo el establecimiento de una red de gobiernos locales para la acción climática entre el Japón y la China, y aliento a los municipios de ambos países a participar en la iniciativa Climate Neutral Now, iniciada por las Naciones Unidas en 2015. El incremento de la acción colaborativa entre autoridades municipales de ambas naciones podría servir de base para construir un marco regional más amplio aún.
Por último, quisiera referirme al tema de la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres y las niñas en relación con los ODS. Este tema no debe considerarse como uno de los diecisiete ODS. Por el contrario, debe entenderse que es la clave para acelerar el progreso hacia el logro del conjunto de objetivos.
Quiero proponer que las Naciones Unidas proclamen una Década Internacional del Empoderamiento de la Mujer, que vaya de 2020 a 2030. Empoderar a las mujeres no puede ser una agenda opcional: es una prioridad acuciante para muchas personas en situaciones difíciles.
El compromiso de la SGI es seguir esforzándonos por crear una gran corriente de solidaridad entre los pueblos con la cual superar los desafíos que hoy enfrenta el género humano, afirmados en el trabajo por proteger la vida y la dignidad de cada persona.