El respeto universal a la dignidad humana: un gran camino hacia la paz (2016)
Propuesta de paz 2016 (Sinopsis)
Todas las personas tienen derecho a vivir felices. El propósito esencial de la Soka Gakkai Internacional (SGI) es generar una amplia red solidaria de ciudadanos comprometidos a proteger ese derecho y, de esa manera, librar al mundo del sufrimiento innecesario.
Nuestras actividades de apoyo a las Naciones Unidas son el corolario natural de esa filosofía de vida, y se basan en un enfoque centrado en el aprendizaje, que hace hincapié en la práctica del diálogo y en la construcción de un ethos de ciudadanía global.
Una función esencial del aprendizaje es permitir a las personas evaluar adecuadamente las consecuencias de sus actos y potenciarlas para generar cambios positivos. Otra función es despertar nuestra valentía para perseverar en circunstancias adversas. El educador Tsunesaburo Makiguchi, fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, se refería a ello como la «valentía de aplicar» lo aprendido. Este valor no deja que las circunstancias nos venzan y, en lugar de eso, nos permite construir el futuro que deseamos.
Además de este enfoque basado en el aprendizaje, hemos dado importancia central al diálogo como base de todas nuestras actividades.
Nuestro concepto sobre las personas de distintas religiones o grupos étnicos se transforma a partir del contacto directo y de la conversación, así sea con un solo integrante de una colectividad. Cuando iniciamos un diálogo abierto y sincero, el mundo empieza a adquirir una luz más cálida y humana.
Estoy convencido de que el diálogo es un proceso imprescindible para construir una realidad donde nadie se sienta excluido.
Tres áreas de acción
Quisiera aportar algunas ideas sobre tres áreas que requieren la acción veloz y coordinada de los gobiernos y de la sociedad civil:
- La ayuda humanitaria y la protección de los derechos humanos.
- La integridad ecológica y la reducción del riesgo de desastres.
- El desarme y la prohibición de las armas nucleares.
Estas propuestas se orientan al ideal de un mundo donde nadie sea relegado, tal como expresan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados en setiembre de 2015 como marco de continuidad a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Los ODS representan un avance significativo con respecto a los ODM, con su compromiso de que ninguna persona quede abandonada a su suerte, tal como se aprecia en su primera meta, «Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo».
Con respecto a la ayuda humanitaria y a la protección de los derechos humanos, quisiera elevar dos sugerencias concretas a la Cumbre Humanitaria Mundial que se realizará en Estambul, Turquía, en mayo próximo.
Primero, que todos los participantes reafirmen el principio de que las respuestas a la grave crisis de los refugiados se basen en las leyes internacionales sobre derechos humanos; en este tenor, los exhorto a pronunciarse claramente por la necesidad imperativa de proteger la vida y los derechos de los niños refugiados.
Segundo, fortalecer los programas de las Naciones Unidas en apoyo a los países de Oriente Medio que aceptan recibir refugiados, y priorizar un enfoque semejante en otras regiones de Asia y de África.
El Plan Regional de Refugiados y Resiliencia (Plan 3R) de las Naciones Unidas vincula las operaciones de ayuda a los refugiados con el apoyo a las comunidades de acogida que reciben a personas desplazadas. Propongo que la Cumbre Humanitaria Mundial exprese el compromiso solidario de todos los países para facilitar las actividades del Plan 3R, por ejemplo, mejorando el suministro de alimentos y de agua potable, o los servicios de salud.
La integridad ecológica y la reducción del riesgo de desastres
Sugiero promover la cooperación entre la China, el Japón y Corea del Sur —tres naciones que, juntas, originan la tercera parte de las emisiones globales de gases de invernadero— para compartir conocimientos y buenas prácticas en los campos de la eficiencia energética, la energía renovable, y los esfuerzos por minimizar la huella de la actividad económica en los recursos.
Celebro que se hayan reanudado los encuentros de máximo nivel entre los líderes de estos tres países. La Sesión Tripartita de Ministros de Medio Ambiente ha dado lugar a una colaboración continua en materia ambiental, incluso en momentos de acentuadas tensiones políticas, basada en el consenso de que Asia nororiental es «una sola comunidad ambiental». Exhorto a los líderes de los tres países a firmar un compromiso entre la China, Corea y el Japón, enfocado en la cooperación regional para revertir el cambio climático.
Además de estas instancias de colaboración entre gobiernos, me gustaría proponer que las ciudades del mundo trabajen juntas con ánimo de promover las metas del Acuerdo de París 2015 sobre el cambio climático. Si las ciudades cambian, el mundo cambiará.
En años recientes, la relación entre la reducción del riesgo de desastres y las iniciativas de protección ambiental ha sido foco de gran atención. Una de las actividades de seguimiento del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (DESD, en inglés) ha sido el Programa de Acción Global para la EDS, de reciente implementación. Una de las prioridades de este programa es la participación de la juventud; en tal sentido, aliento de todo corazón a los niños y jóvenes del mundo a que se involucren activamente en las actividades de reducción del riesgo de desastres basada en los ecosistemas (Eco-DRR), por ejemplo, realizando campañas de plantación de árboles.
El desarme y la prohibición de las armas nucleares
Quisiera elevar dos propuestas referidas al desarme y a la prohibición de las armas nucleares.
La primera apunta a fortalecer el marco institucional para evitar la proliferación de armas convencionales, que agrava las crisis humanitarias y facilita los incidentes de terrorismo en el mundo.
Las actividades internacionales para evitar el terrorismo pueden fortalecerse de manera significativa mediante sinergias entre el Tratado sobre el Comercio de Armas —que regula el tráfico de armas convencionales— y los numerosos convenios antiterrorismo que ya han sido suscriptos.
Cada año, se pierde un número inconcebible de vidas humanas debido a la introducción de armas pequeñas en zonas de conflicto. Exhorto a los Estados a ratificar con la mayor brevedad posible el Tratado sobre el Comercio de Armas, como muestra de su compromiso a avanzar para cumplir la meta de los ODS de reducir la violencia, la inseguridad y la injusticia.
La segunda área del desarme que quisiera considerar se refiere a la prohibición y abolición de las armas nucleares, cuyo uso invalidaría, en un solo instante, todos los esfuerzos de la humanidad por resolver los problemas globales.
Apelo a los ocho Estados pendientes que aún no han ratificado el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares a que lo hagan sin pérdida de tiempo, para que esta normativa pueda entrar en vigencia y contribuya a asegurar que no exista, nunca más, un nuevo ensayo nuclear sobre la faz del planeta.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha adoptado una resolución que establece un Grupo de Trabajo de Composición Abierta (GTCA) con el mandato de estudiar medidas eficaces para construir y mantener un mundo sin armas nucleares.
Quiero proponer que en las deliberaciones del GTCA se tengan en cuenta los siguientes tres puntos:
- El retiro de las fuerzas de represalia nuclear del estado de gran alerta.
- El abandono del paraguas nuclear.
- El cese de la modernización de las armas nucleares.
Espero firmemente que la labor del GTCA dé lugar a negociaciones tendientes a firmar un tratado de prohibición de las armas nucleares.
En agosto del año pasado, en la ciudad de Hiroshima, tuvo lugar la Cumbre Internacional de Jóvenes para la Abolición Nuclear, organizada en forma conjunta por seis grupos, entre ellos, la SGI. Los participantes del cónclave firmaron una declaración que expresa:
Las armas nucleares son un símbolo de una era pasada; un símbolo que plantea una amenaza sobresaliente a nuestra realidad presente y no cabe en el futuro que estamos creando.
Los asistentes se comprometieron a transmitir al mundo y al futuro las experiencias de los hibakushas, crear conciencia entre sus pares y llevar a cabo otras formas de acción para proteger el porvenir colectivo de la humanidad.
La SGI asume el firme compromiso de apoyar incondicionalmente la abolición de las armas nucleares y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fomentando la solidaridad de los jóvenes, que son la Generación del Cambio. De esa forma, seguiremos trabajando por un mundo y una sociedad global donde ninguna persona se sienta excluida.