octubre 11, 2008
Universidad de Manila, Filipinas, confiere doctorado honorario
Representantes de la Universidad de Manila, de derecha a izquierda: vocal del Consejo Directivo Ambeth Ocampo; presidente Rodolfo G. Palattao; y presidente del Consejo Directivo Alfredo S. Lim. Daisaku Ikeda (extremo izquierdo) recibe el doctorado honorario.
El 11 de octubre de 2008, la Universidad de Manila de Filipinas confirió a Daisaku Ikeda, fundador de la Universidad Soka, el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades en reconocimiento a sus aportes a la paz y la educación humanística. Alfredo S. Lim, presidente del Consejo Directivo de la Universidad de Manila y alcalde de la capital filipina, entregó los símbolos académicos del doctorado a su adjudicatario durante un acto llevado a cabo en el paraninfo de la Universidad Soka, en Hachioji, Tokio, en el marco de un festival de la casa de estudios superiores japonesa celebrada en conjunto con su institución hermana, el Instituto Superior Soka para Señoritas. La delegación académica filipina estuvo integrada por el presidente universitario Rodolfo G. Palattao; el vocal del consejo directivo Ambeth Ocampo; el supremo comendador de la Orden de los Caballeros de Rizal, sir Virgilio Esguerra; y el ex supremo comendador, sir Rogelio M. Quiambao. Igualmente, asistieron destacados ejecutivos del ámbito empresarial japonés, que fueron distinguidos por la Universidad Soka el mismo día.
La Universidad de Manila fue fundada en 1995 por iniciativa del alcalde Lim, con el propósito de poner una enseñanza superior de calidad al alcance de estudiantes sobresalientes de bajos recursos. Actualmente, sus catorce mil alumnos cursan programas de ciencias políticas, asistencia social, comunicación, educación, criminología y enfermería.
El doctor Lim pronunció un discurso de entrega en el que destacó que, contrariando toda crítica, la Universidad de Manila se había convertido, tal como había aspirado, en un centro del saber que brindaba educación superior gratuita en aras de la paz y el progreso humano y formaba profesionales descollantes. Expresó que su universidad distinguía a Daisaku Ikeda por compartir los ideales institucionales que consistían en la búsqueda de la excelencia en la preparación de educadores y profesionales globalmente competitivos. Luego, afirmó que Daisaku Ikeda había creado un próspero sistema pedagógico centrado en la felicidad del educando, a través del establecimiento de quince instituciones del saber en distintos puntos del mundo, entre las que se encontraban la Escuela Soka y la Universidad Soka. Aseguró que concordaba con él en que el propósito fundamental de la educación yacía en el desarrollo y la dicha del ser humano.
En sus palabras de agradecimiento, Daisaku Ikeda expresó que recibía la distinción con profundo sentido de compromiso y que deseaba compartir el honor con su mentor, el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda (1900-1958), y el historiador británico Arnold Toynbee (1889-1975). Destacó que Arnold Toynbee había estado en Manila en 1956 y había manifestado su admiración por la brega indoblegable del pueblo filipino para reconstruir el país tras las atrocidades cometidas por la ocupación militar japonesa; el fervor por la educación de su gente le permitió albergar esperanzas en el porvenir de la nación filipina.
Luego, Daisaku Ikeda dio a conocer al público que el alcalde Lim había sido el valiente comandante general de la policía que rechazó las ordenes de las autoridades déspotas que trataron de subyugar violentamente a los manifestantes del levantamiento civil ocurrido en 1986. Gracias a dicho acto de coraje, se evitó el derramamiento de sangre durante el movimiento popular filipino que influenció luego la ola democratizadora que surgió en el este de Europa y echó abajo regímenes dictatoriales.
El fundador de la Universidad Soka enfatizó que así como lo ilustraba el ejemplo del resurgimiento del pueblo de Manila a pesar de los estragos de la guerra, la fortaleza para arrostrar y vencer las adversidades es la misma fuerza motriz del desarrollo, el avance y la creación, tanto a nivel individual como social. Daisaku Ikeda dijo que el héroe filipino José Rizal (1861-1896) clamó en medio de las persecuciones que el espíritu se templa en la escuela del sufrimiento. Además, exhortó a los estudiantes a cuidar de sus padres recordando las palabras de Rizal: "Sólo las personas de intelecto y coraje transitan por existencias fructíferas llenas de valor y realizaciones".
[Basado en el artículo publicado el 12 de octubre de 2008 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai, Japón.]