La «economía circular» es un modelo económico tendiente a conservar el mayor tiempo posible los recursos utilizables y a extraer el máximo valor de ellos durante su uso, para luego recuperar y regenerar los productos y materiales, al cabo de cada ciclo de vida útil. Los sistemas circulares se sustentan en el reaprovechamiento, compartición, reparación, reacondicionamiento, refabricación y reciclado, de manera tal que todos los «residuos» sean insumos utilizables en nuevos procesos. Este enfoque regenerativo se opone a la economía tradicional o «lineal», cuyo modelo productivo se basa en «usar, hacer y desechar».