El derecho internacional híbrido es un abordaje jurídico que propone resolver cuestiones con un enfoque interdisciplinario, teniendo en cuenta la naturaleza interconectada de ciertos problemas que, usando una sola rama del derecho, podrían no resolverse adecuadamente. Comenzó a emplearse en 2007 para responder al cambio climático desde tres perspectivas distintas: el medioambiente, los derechos humanos y los refugiados (derecho de los migrantes). El derecho internacional híbrido puso de relieve las interrelaciones de estos tres enfoques, y estableció que un problema ambiental como el cambio climático no podía ser resuelto sin generar repercusiones considerables —directas o subsidiarias— en los derechos humanos o en las migraciones. Conlleva el reconocimiento de las interrelaciones causales en torno al cambio climático y reformula la responsabilidad de los Estados a la hora de dar respuestas integrales.