La historia de los cuatro encuentros, mencionada en varias escrituras budistas, suele identificarse como la motivación que llevó a Shakyamuni a abandonar la vida secular y dedicarse a la búsqueda religiosa. Habiendo nacido en el seno de la familia real como príncipe heredero, ajeno al sufrimiento de la gente común, su única referencia del mundo era la vida de palacio. Solo en tres ocasiones cruzó los portales que lo separaban del resto de la gente, y en cada una de esas excursiones vio por primera vez a un hombre muy anciano, a una persona afligida por la enfermedad y a un cadáver. Estos tres encuentros lo llevaron a reflexionar sobre las cuatro aflicciones del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. El cuarto encuentro fue con un asceta, cuya serena dignidad inspiró a Shakyamuni a adoptar la vida religiosa para descubrir cómo superar los sufrimientos intrínsecos a la existencia humana.